Somos el reflejo de lo que pensamos.
No hay que temer correr riesgos. Al contrario, hay que temer vivir una vida vacía, monótona, llena de quizás y sin ningún rasguño por haberlo intentado al menos. Hay que vivir el hoy como si no hubiera un mañana. Disfrutar de la vida y de quienes tenemos en ella.
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